Descripción
Odiseo llegó a la isla de los Cíclopes, se aventuró con sus compañeros en una gran cueva y se dieron un gran banquete con la comida que hallaron en ella. No sabían que dicha cueva era donde vivía Polifemo, quien se topó con los intrusos y los encerró en ella. Cuando el cíclope ya había devorado a varios de sus hombres, Odiseo urdió un astuto plan para escapar. Para hacer que Polifemo se confiase, Odiseo le dio un barril lleno de vino. Polifemo le preguntó su nombre y Odiseo le respondió que se llamaba Nadie. Cuando el gigante, borracho, cayó dormido, Odiseo y sus hombres tomaron una lanza fraguada y la clavaron en el único ojo de Polifemo. Este empezó a gritar a los demás cíclopes que «Nadie» le había herido, por lo que entendieron que Polifemo se había vuelto loco y no intervinieron. Por la mañana, Odiseo ató a sus hombres y a sí mismo al vientre de las ovejas de Polifemo, cuando el cíclope llevó a las ovejas a pastar palpó sus lomos para asegurarse de que los hombres no las montaban, pues al estar ciego no podía verlos, pero no palpó el vientre del ganado, así que Odiseo y sus hombres lograron escapar.
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